Las situaciones de emergencia, como los incendios vividos en la Región de Valparaíso, pueden tener un impacto significativo en la salud de las personas, especialmente en aquellas que forman parte de la población más vulnerable. En este grupo se encuentran adultos mayores, niños menores, aquellos que están en contacto directo con el lugar del siniestro y personas con enfermedades crónicas como cuadros respiratorios, cardiovasculares, neurológicos, autoinmunes, dermatológicos, neuromusculares y problemas de salud mental. Estas personas son más propensas a sufrir descompensaciones durante situaciones de emergencia, y requieren, en muchos casos, una atención especial y cuidados adicionales.
Andrea De Rurange, académica de la carrera de Enfermería de UDLA Sede Viña del Mar, explica que “hay otros síntomas graves que pueden variar según la salud del individuo y la duración de la exposición a un incendio. Algunos de los síntomas que requieren de rápida atención médica son dificultad para respirar, tos persistente y severa, dolor o presión en el pecho, cambios en la conciencia o confusión, problemas cardíacos, agotamiento severo o debilidad extrema, coloración azulada de la piel (cianosis) y afecciones dermatológicas, como irritación de la piel por contacto, dermatitis”.
La especialista de UDLA señala que hay algunas condiciones médicas crónicas que podrían descompensarse durante un incendio:
· Enfermedades respiratorias crónicas como asma y Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC): la inhalación de partículas finas puede desencadenar ataques de asma, dificultad para respirar y tos crónica.
· Enfermedades cardiovasculares: el estrés adicional en el sistema cardiovascular debido al humo y falta de oxígeno puede afectar a personas con cuadros preexistentes.
· Enfermedades neurológicas: la exposición a sustancias químicas presentes en el humo puede desencadenar o empeorar los dolores de cabeza.
· Problemas de salud mental: el estrés y la ansiedad asociados a situaciones de emergencia pueden afectar a personas con trastornos mentales preexistentes, generando descompensación de sus síntomas.
Frente a lo anterior, la académica menciona que es importante que quienes tengan enfermedades crónicas tomen precauciones adicionales durante las emergencias y busquen atención médica si experimentan síntomas inusuales o exacerbación de sus condiciones, y entrega algunas recomendaciones de cuidados específicos:
ü Hidratarse con agua embotellada o cocida.
ü Proteger la piel con bloqueador solar. Si es posible, cubrir los ojos con anteojos oscuros y utilizar gorro. Usar guantes de trabajo si se va a remover material incinerado para evitar cortes y quemaduras.
ü Usar mascarilla en zonas donde se esté expuesto al humo.
ü Buscar contención y apoyo emocional en la red de apoyo (familiares, amigos y personal de salud). Es importante verbalizar los sentimientos generados frente a lo vivido.
ü Intentar no suspender la ingesta de medicamentos para el manejo de patologías crónicas. Si no se tiene acceso a ellos, acudir a la farmacia de un centro de salud familiar (Cesfam) para pedir orientación.
ü Si se experimentan síntomas graves, buscar atención médica en los SAPU o en el servicio de urgencia más cercano.
“Ante una emergencia, la clave está en la preparación y la respuesta rápida. Al estar pendiente de aquellas personas con enfermedades crónicas y tomar medidas proactivas, se puede mitigar los riesgos y garantizar el bienestar de la comunidad en momentos difíciles”, dice De Rurange.
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